La preocupación es una respuesta natural ante situaciones de incertidumbre o peligro. Sin embargo, cuando las preocupaciones ocupan gran parte de nuestro tiempo y nos impiden disfrutar de la vida, puede ser necesario aprender a gestionarlas mejor. En este artículo, te ofrecemos estrategias prácticas para dejar de preocuparte tanto y construir una mentalidad más tranquila y equilibrada.
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¿Por qué nos preocupamos en exceso?
La tendencia a preocuparse excesivamente suele estar vinculada a mecanismos de autoprotección que se activan cuando percibimos una amenaza, incluso si esta no es real o inminente. Las personas con niveles altos de preocupación constante pueden experimentar síntomas de ansiedad generalizada, como tensión muscular, falta de concentración e insomnio.
En otros casos, el hábito de preocuparse en exceso puede deberse a creencias irracionales que alimentan el miedo y nos hacen sentir responsables de controlar todos los aspectos de la vida. Aceptar que no todo está bajo nuestro control y aprender a identificar estos patrones es el primer paso para reducir las preocupaciones innecesarias.
Cómo dejar de preocuparse por todo: 5 estrategias prácticas
Si bien la tendencia a preocuparse puede ser difícil de cambiar, existen técnicas que ayudan a reducir el exceso de pensamientos negativos. A continuación, se presentan cinco estrategias recomendadas por expertos en psicología:
- Practica la atención plena (mindfulness)
La atención plena o mindfulness ayuda a enfocarse en el momento presente sin dejarse llevar por pensamientos negativos del pasado o del futuro. Practicar mindfulness a través de la respiración o la meditación reduce la intensidad de las preocupaciones y aumenta la capacidad de gestionar mejor el estrés diario. - Establece un “tiempo de preocupación”
Dedicar unos minutos al día para pensar en las preocupaciones permite acotar el tiempo que les dedicamos. Durante este tiempo, puedes escribir tus preocupaciones en un papel. Al finalizar, concéntrate en actividades positivas y evita volver a esos pensamientos fuera del tiempo establecido. - Desarrolla el diálogo interno positivo
Muchas personas se preocupan porque tienen un diálogo interno crítico y negativo. Reemplazar estos pensamientos con afirmaciones positivas y realistas ayuda a crear una mentalidad más calmada. Pregúntate si tus preocupaciones son racionales o si están exageradas y desafía estos pensamientos con argumentos más constructivos. - Aplica técnicas de relajación física
El cuerpo y la mente están estrechamente relacionados. Practicar técnicas de relajación muscular progresiva o ejercicios de respiración profunda reduce las respuestas físicas de estrés y ansiedad. Realizar estos ejercicios diariamente mejora tanto el estado físico como el emocional. - Enfócate en lo que puedes controlar
Muchas veces, las preocupaciones surgen por querer controlar situaciones inciertas. Haz una lista de los aspectos que puedes y no puedes controlar en tu vida, y enfócate solo en las cosas que dependen de ti. Aceptar la incertidumbre es clave para liberar la mente de pensamientos innecesarios.
¿Cómo evitar la trampa de la rumiación mental?
La rumiación mental, o la tendencia a pensar constantemente en los problemas sin llegar a soluciones prácticas, es uno de los principales obstáculos para reducir las preocupaciones. Para evitar esta trampa mental, es fundamental reconocer cuándo estamos entrando en este ciclo negativo y redirigir nuestra atención hacia actividades productivas.
Una técnica efectiva es realizar alguna actividad física en el momento en que notamos que estamos rumiando. El ejercicio ayuda a despejar la mente y reduce los niveles de cortisol, una hormona relacionada con el estrés. También es útil practicar actividades creativas o de ocio que requieran concentración, ya que mantienen la mente ocupada en pensamientos positivos y productivos.
¿Cuándo es necesario buscar ayuda profesional?
Aunque estas estrategias pueden ayudar a reducir las preocupaciones, en algunos casos es recomendable buscar ayuda profesional. Si la preocupación excesiva está afectando tu vida diaria, interfiriendo en tu trabajo o relaciones, o si experimentas síntomas de ansiedad constantes, un profesional de la salud mental puede ofrecerte herramientas y enfoques más específicos para tu situación.
En terapia, técnicas como la Terapia Cognitivo-Conductual (TCC) han demostrado ser eficaces para identificar y cambiar patrones de pensamiento negativos. La TCC ayuda a desactivar pensamientos de preocupación y a desarrollar una mentalidad más resiliente.
Preguntas frecuentes sobre cómo dejar de preocuparse tanto
¿Por qué preocuparse demasiado es perjudicial para la salud?
La preocupación excesiva activa el sistema de respuesta al estrés y puede aumentar el riesgo de problemas físicos como insomnio, dolores de cabeza y tensión muscular. Además, puede generar problemas de ansiedad y dificultar la concentración.
¿Cómo puedo dejar de pensar en cosas negativas?
Una técnica eficaz es redirigir tu atención hacia actividades que te interesen o desafíen. La práctica del mindfulness también ayuda a observar los pensamientos negativos sin dejarse llevar por ellos.
¿Es normal preocuparse todos los días?
Preocuparse en cierta medida es normal, pero cuando las preocupaciones afectan la calidad de vida o la salud mental, es recomendable buscar formas de gestionarlas o consultar con un profesional.
¿Cuánto tiempo lleva dejar de preocuparse tanto?
El tiempo necesario para reducir las preocupaciones varía según la persona y el nivel de ansiedad. Con práctica constante de técnicas como el mindfulness y el diálogo interno positivo, es posible notar mejoras en pocas semanas.
¿Es posible dejar de preocuparse por completo?
No es posible dejar de preocuparse por completo, ya que la preocupación es una respuesta natural de la mente. Sin embargo, se puede aprender a reducir su frecuencia e intensidad y a controlar mejor cómo afectan a nuestra vida.
Beatriz es psicóloga sanitaria especialista en terapia EMDR, por la Asociación Europea EMDR.
Graduada en Psicología y Máster de Psicología General Sanitaria Beatriz Lamas además ha recibido formación especializada en trauma y apego, trastornos de personalidad, trastorno de estrés postraumático, disociación y trastorno obsesivo compulsivo.
Colaboró varios años en el departamento de investigación del Hospital 12 de Octubre de Madrid y en el departamento de Oncología Médica en el Hospital Puerta de Hierro de Madrid.
Participa de forma activa en congresos y cursos relacionados con su abordaje clínico principal, trauma y apego.
Compagina su labor clínica con investigación en el campo de la salud en distintos proyectos centrados en la psicología clínica, habiendo realizado varias publicaciones en revistas científicas.